Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Reyes 9, 9-34

9 Dejaré la casa de Ajab como la casa de Jeroboam, hijo de Nebat, y
como la casa de Basá, hijo de Ajías.

10 Y a Jezabel la comerán los perros en el campo de Yizreel; no
tendrá sepultura.» Y abriendo la puerta, huyó.

11 Jehú salió a donde los servidores de su señor. Le dijeron: «¿Todo
va bien? ¿A qué ha venido a ti ese loco?» Respondió: «Vosotros conocéis a
ese hombre y sus palabras.»

12 Dijeron: «No es verdad. Dínoslo.» Replicó «Esto y esto me ha
dicho: Así dice Yahveh: Te he ungido rey de Israel.»

13 Se apresuraron a tomar cada uno su manto que colocaron bajo él
encima de las gradas; tocaron el cuerno y gritaron: «Jehú es rey.»

14 Jehú, hijo de Josafat, hijo de Nimsí, conspiró contra Joram. Estaba
Joram custodiando Ramot de Galaad, él y todo Israel, contra Jazael, rey de
Aram.

15 Pero el rey Joram tuvo que volverse a Yizreel para curarse de las
heridas que le habían infligido los arameos en su batalla contra Jazael, rey
de Aram. Jehú dijo: «Si éste es vuestro deseo, que no salga de la
ciudad
ningún fugitivo que ponga en aviso a Yizreel.»

16 Montó Jehú en el carro y se fue a Yizreel, pues Joram estaba
acostado allí, y Ocozías, rey de Judá, había bajado a visitar a Joram.

17 El vigía que estaba sobre la torre de Yizreel vio la tropa de Jehú
que llegaba y dijo: «Veo una tropa.» Dijo Joram: «Que se tome uno de a
caballo y se le envíe a su encuentro y pregunte: ¿Hay paz?»


18 Salió el jinete a su encuentro y dijo: «Así dice el rey: ¿Hay paz?»
Jehú respondió: «¿Qué te importa a ti la paz? Ponte detrás de mí.» El vigía
avisó: «El mensajero ha llegado donde ellos, pero no vuelve.»

19 Volvió segunda vez a enviar un jinete que llegó donde ellos y dijo:

«Así dice el rey: ¿Hay paz?» Respondió Jehú: «¿Qué te importa a ti la paz?
Ponte detrás de mí.»

20 El vigía avisó: «Ha llegado a ellos pero no vuelve. Su modo de
guiar es el guiar de Jehú, hijo de Nimsí, pues conduce como un loco.»

21 Dijo Joram: «Enganchad.» Engancharon su carro y salieron Joram,
rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, cada uno en su carro, y partieron al
encuentro de Jehú. Le encontraron en el campo de Nabot el de Yizreel.

22 Cuando Joram vio a Jehú, preguntó: «¿Hay paz, Jehú?» Respondió:

«¿Qué paz mientras duran las prostituciones de tu madre Jezabel y sus
muchas hechicerías?»

23 Volvió riendas Joram y huyó diciendo a Ocozías: «Traición,
Ocozías.»

24 Jehú tensó el arco en su mano y alcanzó a Joram entre los hombros;
la flecha le atravesó el corazón y se desplomó en su carro.

25 Jehú dijo a su escudero Bidcar: «Llévale y arrójale en el campo de
Nabot de Yizreel, pues recuerda que, cuando yo y tú marchábamos en carro
detrás de Ajab, su padre, Yahveh lanzó contra él esta sentencia:

26 “¿Es que no he visto yo ayer la sangre de Nabot y la sangre de sus
hijos?, oráculo de Yahveh. Yo le devolveré lo mismo en este campo,
oráculo de Yahveh.” Así que llévale y arrójale en el campo según la palabra
de Yahveh.»

27 Viendo esto Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet
Haggan; Jehú partió en su persecución diciendo: «¡ También a
él!

¡Matadle!» Y le hirieron en su carro en la cuesta de Gur, la de Yibleam; se
refugió en Meguiddó y murió allí.

28 Sus servidores le llevaron en carro a Jerusalén y le sepultaron en su
sepulcro con sus padres en la ciudad de David.

29 Ocozías había comenzado a reinar en Judá en el año once de
Joram, hijo de Ajab.

30 Entró Jehú en Yizreel; habiéndolo oído Jezabel, se puso afeites en
los ojos, adornó su cabeza y se asomó a la ventana,

31 y cuando Jehú entraba por la puerta, dijo ella: «¿Todo va bien,
Zimrí, asesino de su señor?»

32 Alzó su rostro hacia la ventana y dijo: «¿Quién está conmigo,
quién?» Se asomaron hacia él dos o tres eunucos,

33 y él les dijo: «Echadla abajo.» La echaron abajo y su sangre salpicó
los muros y a los caballos, que la pisotearon.

34 Entró, comió, bebió y dijo: «Ocupaos de esa maldita y enterradla,
pues es hija de rey.»